
Escuchar día 31
Historia de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá
Fragmento
El 18 de agosto de 1927, el Papa Pío XI le dio al templo el título de Basílica Menor, ceremonia que se celebró el 9 de julio del 1928, a la cual asistió el Nuncio Apostólico Pablo Giobe, el Arzobispo Ismael Perdomo y el Presidente de la república, Miguel Abadía Méndez. El 9 de julio de 1944 en el atrio de la Basílica de Chiquinquirá y en solemne acto litúrgico, se coloca el cetro a la venerada imagen con motivo de las bodas de plata de la coronación canónica. El cetro simboliza la realeza de María.
Hoy ya casi a puertas de terminar nuestra consagración, como hijos del pueblo colombiano, pero por sobre todo como hijos tuyos, queremos entregarte el Cetro Real. Con él te entregamos el poder, la autoridad y la fuerza para que gobiernes los corazones de nuestro pueblo y siendo gobernados por ti haya paz, concordia, y esperanza en nuestra nación. Te lo pedimos madre santa Virgen del Rosario de Chiquinquirá.

Petición: Santísima Virgen del Rosario de Chiquinquirá, te pedimos por todos los gobernantes que han pasado por nuestra nación y por los que vendrán, para los ya muertos esperamos se hayan salvado y sus obras hayan servido a Dios, Y por los futuros, para que sean hombres llenos de verdad y de celo por su causa, eje y motor de todo verdadero progreso y bienestar en las naciones. Que el deseo de poder y dinero no los atrape, sino el deseo sincero de verdadero servicio, con total sujeción a las leyes de Dios, el Señor a quién todos debemos dar cuenta de nuestras acciones realizadas a lo largo de nuestra vida.
Jaculatoria: Pues eres de los pecadores, el consuelo y la alegría ¡Oh Madre clemente y pía, escucha nuestros clamores!
De la Bondad y Caridad de Dios, que se manifiesta en el Santísimo Sacramento a los hombres
Imitación de Cristo. L4, Cap. 3.
Señor, confiado en tu bondad y gran misericordia, vengo yo enfermo al Médico; hambriento y sediento, a la Fuente de la vida; pobre, al Rey del cielo; siervo, al Señor; criatura, al Creador; desconsolado, a mi piadoso Consolador. Mas ¿de dónde a mí tanto bien, que Tú vengas a mí? ¿Quién soy yo para que te me des a Ti mismo? ¿Cómo se atreve el pecador a comparecer delante de Ti? y Tú ¿cómo te dignas de venir al pecador? Tú conoces a tu siervo, y sabes que ningún bien tiene por donde pueda merecer que Tú le hagas este beneficio. Yo te confieso pues, mi vileza, reconozco tu bondad, alabo tu piedad ,y te doy gracias por tu extrema caridad.
Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen de San Luís María Grignon de Monfort, núms. 243, 245 y 249.
Los que toman esta santa esclavitud profesarán devoción singular al misterio de la Encarnación del Verbo, el 25 de marzo, que es el misterio propio de esta devoción que ha sido inspirada por el Espíritu Santo:
1º Para honrar e imitar la dependencia inefable que Dios Hijo ha querido tener respecto de María, para la gloria de Dios su Padre y para nuestra salvación, la cual dependencia se muestra particularmente en este misterio en que Jesús aparece cautivo y esclavo en el seno de la divina María, en donde depende totalmente de Ella para todas las cosas; para la gloria de Dios.
2º Para dar gracias a Dios por los favores incomparables que ha concedido a María y particularmente el de haberla escogido por su dignísima Madre, elección que ha sido hecha en este misterio. Tales son los dos principales fines de la Esclavitud de Jesús en María. Como vivimos en un siglo orgulloso, en que hay un gran número de sabios hinchados, espíritus fuertes y críticos que encuentran defectuosas las prácticas de piedad mejor fundadas y más sólidas, vale más, para no darles ocasión de crítica sin necesidad, decir: “La esclavitud de Jesús en María”, y llamarse “el esclavo de Jesucristo”, que es “esclavo de María”, tomándola denominación de esta devoción, más bien de su fin último, que es Jesucristo, que el camino y medio para llegar a este fin, que es María, por más que una y otra se pueden, a la verdad, usar sin escrúpulo. Otra razón es, que el principal misterio que en esta devoción se celebre y se honra es el misterio de la Encarnación, en el cual no se puede ver a Jesucristo sino en María y encarnado en su seno, es más a propósito decir: “La esclavitud de Jesús en María”, según aquella hermosa plegaria de tan grandes almas. “Oh Jesús que vives en María ven a vivir y reinar en nosotros”. Los que adopten esta esclavitud dirán con gran devoción el Ave María o la Salutación Angélica, cuyo precio, mérito, excelencia y necesidad, pocos cristianos, aún los más ilustrados, conocen. Ha sido preciso que la Santísima Virgen se haya aparecido muchas veces a grandes santos muy esclavos suyos para mostrarles tan gran mérito.
Meditación enfocada en nuestra realidad colombiana
- Debemos rescatar la celebración cristiana de la Navidad, que embellecen y llenan la vida. Descartar el uso de celebraciones que nos alejen de la conmemoración del Nacimiento de Jesucristo porque se ha vuelto una ocasión para ofenderle a través de fiestas, alcohol, vanidades, despilfarro y desperdicio del dinero. La verdadera celebración de la Navidad implica silenciar el ruido que nos ofrece este mundo presente. La música de esta época del año, como villancicos y otras tonalidades, debe llevarnos al nacimiento de Cristo y todos los símbolos navideños auténticos, sin contaminarla con culturas paganas. Vivir los valores del compartir, el agradecimiento, las obras de caridad, la adoración, la sencillez, el desprendimiento, y todo lo que resalte la belleza espiritual y los valores que nos trajo el divino nacimiento será el mejor regalo que recibamos en nuestra vida.
- Recordemos que la Navidad es una celebración Sagrada, pues gira en torno a la noche Buena y Santa en que nuestro Dios se hizo un niño humilde para redimirnos. Dejemos de profanarla. No es un carnaval, no debe ser desorden, ni un tiempo de consumismo y derroche, eso afrenta a Jesús niño, y es también reflejo de nuestra falta de conversión en éste sentido. Rescatemos nuestras bellas tradiciones navideñas y demos, a esta celebración, desde el adviento hasta la Epifanía del Señor, el modo sagrado y santo que merecen.
ORACIONES
A REZAR LUEGO DE LAS MEDITACIONES LOS DÍAS 27 AL 33
Señor, Ten piedad de nosotros.
Señor, Ten piedad de nosotros.
Cristo, Ten piedad de nosotros.
Cristo, Ten piedad de nosotros
Señor, Ten piedad de nosotros.
Señor, Ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,
Ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo Redentor del mundo,
Ten piedad de nosotros.
Dios, Espíritu Santo,
Ten piedad de nosotros.
Trinidad Santa, un solo Dios,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu, que procedes del Padre y del Hijo,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu del Señor, que al comienzo de la creación aleteabas las aguas y las fecundaste,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu por cuya inspiración hablaron los santos hombres de Dios,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu que das testimonio de Cristo,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de verdad que nos instruyes sobre todas las cosas,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu que fecundas a María,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu del Señor que llenas todo el orbe,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de Dios que habitas en nosotros,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de sabiduría y entendimiento,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de consejo y fortaleza,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de ciencia y piedad,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de temor del Señor,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de gracia y misericordia,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de fuerza, dilección y sobriedad,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de fe, esperanza, amor y paz,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de humildad y castidad,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de benignidad y mansedumbre,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de gracia multiforme,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu que escrutas hasta los secretos de Dios,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos inenarrables,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu en el cual renacemos,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu por el cual se difunde la caridad en nuestros corazones,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de adopción de los hijos de Dios,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu que apareciste sobre los discípulos en forma de lenguas de fuego,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu del que los apóstoles quedaron henchidos,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como quieres,
Ten piedad de nosotros.
Senos propicio,
Perdónanos, Señor.
Senos propicio,
Escúchanos, Señor.
De todo mal,
Líbranos Señor.
De todo pecado,
Líbranos Señor.
De las tentaciones e insidias del diablo,
Líbranos Señor.
De toda presunción y desesperación,
Líbranos Señor.
De la resistencia a la verdad conocida,
Líbranos Señor.
De la obstinación y de la impenitencia,
Líbranos Señor.
De la impureza de la mente y del cuerpo,
Líbranos Señor.
Del espíritu de fornicación,
Líbranos Señor.
De todo espíritu malo,
Líbranos Señor.
Por tu eterna procesión del Padre y del Hijo,
Líbranos Señor.
Por la concepción de Jesús, hecha por tu operación,
Líbranos Señor.
Por tu descenso sobre Cristo en el Jordán,
Líbranos Señor.
Por tu advenimiento sobre los discípulos,
Líbranos Señor.
Nosotros, pecadores, te rogamos, óyenos.
Para que, así como vivimos por el Espíritu obremos también por el Espíritu,
Te rogamos, óyenos.
Para que, recordando que somos templo del Espíritu Santo, no lo profanemos,
Te rogamos, óyenos.
Para que, viviendo según el espíritu, no accedamos a los deseos de la carne,
Te rogamos, óyenos.
Para que por el espíritu mortifiquemos las obras de la carne,
Te rogamos, óyenos.
Para que no te contristemos a ti, Espíritu Santo de Dios,
Te rogamos, óyenos.
Para que seamos solícitos en guardar la unidad de espíritu en el vínculo de la paz,
Te rogamos, óyenos.
Para que no creamos a todo espíritu,
Te rogamos, óyenos.
Para que sepamos discernir los espíritus, si son o no de Dios,
Te rogamos, óyenos.
Para que renueves en nosotros el espíritu de rectitud,
Te rogamos, óyenos.
Para que nos confirmes por tu espíritu soberano,
Te rogamos, óyenos.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
Perdónanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
Escúchanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
Ten misericordia de nosotros.
Oremos:
Te pedimos, Señor, que nos asista la fuerza del Espíritu Santo para que purifique convenientemente nuestros corazones y nos preserve de todo mal.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
Salve, Estrella del mar, Madre, que diste a luz a Dios, quedando perpetuamente Virgen, feliz puerta del Cielo.
Pues recibiste aquel Ave de labios de Gabriel, ciméntanos en la paz, trocando el nombre a Eva. Suelta las prisiones a los reos, alumbra a los ciegos, ahuyenta nuestros males, recábanos todos los bienes.
Muestra que eres Madre, reciba por tu mediación nuestras plegarias el que, nacido por nosotros, se dignó ser tuyo. Virgen singular, sobre todos suave, haz que libres de las culpas, seamos suaves y castos.
Danos una vida pura, prepara una senda segura, para que, viendo a Jesús, eternamente nos gocemos.
Gloria sea a Dios Padre, a Cristo altísimo y al Espíritu Santo: a los tres un solo honor. Amén.
Señor, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros. Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros.
Jesús, óyenos, Jesús, óyenos.
Jesús, escúchanos. Jesús, escúchanos.
Dios, Padre celestial, Ten piedad de nosotros
Dios, Hijo, Redentor del mundo, Ten piedad de nosotros
Dios, Espíritu Santo, Ten piedad de nosotros
Dios santo, trino y uno, Ten piedad de nosotros
Jesús, Hijo de Dios vivo, Ten piedad de nosotros
Jesús, resplandor del Padre, Ten piedad de nosotros
Jesús, candor de la luz eterna, Ten piedad de nosotros
Jesús, rey de la gloria, Ten piedad de nosotros
Jesús, sol de justicia, Ten piedad de nosotros
Jesús, Hijo de la Virgen María, Ten piedad de nosotros
Jesús, amable, Ten piedad de nosotros
Jesús, admirable, Ten piedad de nosotros
Jesús, Dios fuerte, Ten piedad de nosotros
Jesús, Padre del siglo futuro, Ten piedad de nosotros
Jesús, ángel del gran consejo, Ten piedad de nosotros
Jesús, poderosísimo, Ten piedad de nosotros
Jesús, obedientísimo, Ten piedad de nosotros
Jesús, manso y humilde de corazón, Ten piedad de nosotros
Jesús, amador de la castidad, Ten piedad de nosotros
Jesús, amador nuestro, Ten piedad de nosotros
Jesús, Dios de paz, Ten piedad de nosotros
Jesús, autor de la vida, Ten piedad de nosotros
Jesús, modelo de virtudes, Ten piedad de nosotros
Jesús, celador de las almas, Ten piedad de nosotros
Jesús, Dios nuestro, Ten piedad de nosotros
Jesús, refugio nuestro, Ten piedad de nosotros
Jesús, padre de los pobres, Ten piedad de nosotros
Jesús, tesoro de los fieles, Ten piedad de nosotros
Jesús, buen pastor, Ten piedad de nosotros
Jesús, luz verdadera, Ten piedad de nosotros
Jesús, sabiduría eterna, Ten piedad de nosotros
Jesús, bondad infinita, Ten piedad de nosotros
Jesús, camino y vida nuestra, Ten piedad de nosotros
Jesús, gozo de los ángeles, Ten piedad de nosotros
Jesús, rey de los patriarcas, Ten piedad de nosotros
Jesús, maestro de los apóstoles, Ten piedad de nosotros
Jesús, doctor de los evangelistas, Ten piedad de nosotros
Jesús, fortaleza de los mártires, Ten piedad de nosotros
Jesús, luz de los confesores, Ten piedad de nosotros
Jesús, pureza de las vírgenes, Ten piedad de nosotros
Jesús, corona de todos los santos, Ten piedad de nosotros
Sednos propicio, Perdónanos, Jesús.
Senos propicio, Escúchanos, Jesús.
De todo mal, Líbranos, Jesús
De todo pecado, Líbranos, Jesús
De tu ira, Líbranos, Jesús
De los lazos del demonio, Líbranos, Jesús
Del espíritu de fornicación, Líbranos, Jesús
De la muerte eterna, Líbranos, Jesús
Del desprecio de tus inspiraciones, Líbranos, Jesús
Por el misterio de tu santa encarnación, Líbranos, Jesús
Por tu nacimiento, Líbranos, Jesús
Por tu infancia, Líbranos, Jesús
Por tu vida divina, Líbranos, Jesús
Por tus trabajos, Líbranos, Jesús
Por tu pasión y gloria, Líbranos, Jesús
Por tu cruz y desamparo, Líbranos, Jesús
Por tus angustias, Líbranos, Jesús
Por tu muerte y sepultura, Líbranos, Jesús
Por tu resurrección, Líbranos, Jesús
Por tu ascensión, Líbranos, Jesús
Por tus gozos, Líbranos, Jesús
Por tu gloria, Líbranos, Jesús
Cordero de Dios, que borras los pecados del mundo, Jesús, perdónanos.
Cordero de Dios, que borras los pecados del mundo, Jesús, escúchanos.
Cordero de Dios, que borras los pecados del mundo,
Jesús, ten piedad de nosotros.
Jesús, óyenos, Jesús, óyenos
Jesús, escúchanos, Jesús, escúchanos.
V. Bendito sea el nombre del Señor.
R. Ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
ORACIÓN
Señor Jesucristo, que dijiste: Pidan y recibirán, busquen y hallarán, llamen y se les abrirá; te suplicamos derrames sobre nosotros la ternura de tu divino amor, a fin de que amándote de todo corazón, con palabra y con obras, nunca cesemos de alabarte. Haz, Señor, que te amamos y amemos también perpetuamente tu santo nombre, porque jamás abandona tu providencia a los que proteges con la fortaleza de tu amor. Tu que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Dejadme, Amabilísimo Jesús mío, que dirija a Vos, para atestiguaros mi reconocimiento por la merced que me habéis hecho con la devoción de la esclavitud, dándome a vuestra Santísima Madre para que sea Ella mi abogada delante de vuestra Majestad, y en mi grandísima miseria mi universal suplemento.
¡Ay, Señor! Tan miserable soy, que sin esta buena Madre, infaliblemente me hubiera perdido. Sí, que a mí me hace falta María, delante de Vos y en todas partes; me hace falta ara calmar vuestra justa cólera, pues tanto os he ofendido y todos los días os ofendo; me hace falta para detener los eternos y merecidos castigos con que vuestra justicia me amenaza, para pediros, para acercarme a Vos y para daros gusto; me hace falta para salvar mi alma y la de otros; me hace falta, en una palabra, para hacer siempre vuestra voluntad, buscar en todo vuestra mayor gloria.
¡Ah, si pudiera yo publicar por todo el universo esta misericordia que habéis tenido conmigo! ¡Si pudiera hacer que conociera todo el mundo que si no fuera por María estaría yo condenado! ¡Si yo pudiera dignamente daros las gracias por tan grande beneficio! María está en mí. Haec facta est mihi (esto se ha hecho por mi). ¡Oh, qué tesoro! ¡Oh, qué consuelo! Y, de ahora en adelante, ¿no seré todo para Ella? ¡Oh, qué ingratitud! Antes la muerte. Salvador mío queridísimo, que permitáis tal desgracia, que mejor quiero morir que vivir sin ser todo de María. Mil y mil veces, como San Juan Evangelista al pie de la cruz, la he tomado en vez de todas mis cosas.
¡Cuántas veces me he entregado a Ella! Pero si todavía no he hecho esta entrega a vuestro gusto, la hago ahora, mi Jesús querido, como vos queréis la haga. Y si en mi alma o en mi cuerpo veis alguna cosa que no pertenezca a esta Princesa augusta, arrancadla, os ruego arrojadla lejos de mí; que no siendo de María, indigna es de Vos.
¡Oh, Espíritu Santo! Concededme todas las gracias, plantad, regad y cultivad en mi alma el árbol de la vida verdadero, que es la amabilísima María, para que crezca y florezca y dé con abundancia el fruto de vida. ¡Oh, Espíritu Santo! Dadme mucha devoción y mucha afición a María; que me apoye mucho en su seno maternal, y recurra de continuo a su misericordia, para que en ella forméis dentro de mí a Jesucristo, al natural, crecido y vigoroso hasta la plenitud de su edad perfecta. Amén.
Ven, ¡Oh, Jesús!, que vives en María; ven a vivir y reinar en nosotros, que tu vida se exprese en nuestra vida para vivir tan sólo para Ti. Forja en nuestra alma, ¡Oh, Cristo!, tus virtudes, tu Espíritu divino y santidad, tus máximas perfectas y tus normas y el ardor de tu eterna caridad. Danos parte, Señor, en tus misterios para que te podamos imitar; tú que eres Luz de Luz, danos tus luces, y en pos de Ti podremos caminar. Reina, Cristo, en nosotros por tu Madre, sobre el demonio y la naturaleza, en virtud de tu nombre soberano, para la gloria del Padre celestial. Amén.
PRÁCTICA:
Para la próxima navidad me comprometeré a revisar mi vida. Desde ya me pondré en la tarea de rescatar y difundir el bello tesoro de los villancicos y otra música propia de este tiempo, y transmitiendo o enseñando estas tradicio0nes a grandes y pequeños.
Agrega el REZO DEL SANTO ROSARIO a tus oraciones a la hora que puedas.
Jaculatoria: Pues eres de los pecadores, el consuelo y la alegría ¡Oh Madre clemente y pía, escucha nuestros clamores!