
Escuchar día 29
Historia de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá
Fragmento
El acto de la coronación de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá se llevó a cabo en la Plaza de Bolívar de la ciudad de Bogotá, el 9 de julio de 1919. En la ceremonia estuvieron presentes el Excelentísimo Señor Nuncio Apostólico Don Enrico Gasparri, varios obispos y el señor Presidente de la República Marco Fidel Suárez.
Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, coronada en nuestra patria, ha sido nuestra esperanza e intercesora, ella nos acoge con su amor. Pero nosotros hemos perdido todo respeto y veneración, hemos acogido la muerte y la oscuridad como ley que nos rige en un libertinaje absoluto. El pecado nos ha sometido, nuestro corazón ahora es una roca , insensible e indiferente. Olvidamos a la Santísima Virgen María y la práctica de sus virtudes.

Petición: Ayúdanos Virgen del Rosario de Chiquinquirá, a abrir nuestro corazón a la vida, a reconocer nuestros pecados y miseria, a elevar nuestra mirada al cielo con la esperanza de conversión. Te pedimos le concedas a nuestra patria Colombia la paz en los hogares, en los corazones, en nuestra sociedad; la única paz duradera y cierta que proviene de Dios.
Jaculatoria: Pues eres de los pecadores, el consuelo y la alegría ¡Oh Madre clemente y pía, escucha nuestros clamores!
De la imitación de Cristo y desprecio de todas las vanidades del mundo
Imitación de Cristo. L1, Cap. 1.
Quien me sigue no anda en tinieblas, dice el Señor. Estas palabras son de Cristo, con las cuales nos amonesta a que imitemos su vida y costumbres, si queremos verdaderamente ser alumbrados y libres de toda la ceguedad del corazón. Sea, pues, nuestro estudio pensar en la vida de Jesucristo. La doctrina de Cristo excede a la de todos los santos, y el que tuviese espíritu hallará en ella maná escondido. Mas acaece que muchos, aunque a menudo oigan el Evangelio, gustan poco de él, porque no tienen el espíritu de Cristo. Conviéneles que procuren conformar con él toda su vida. ¿Qué te aprovecha disputar altas cosas de la Trinidad, si careces de humildad, por donde desagradas a la Trinidad?
Por cierto, las palabras subidas no hacen santo ni justo; más la virtuosa vida hace al hombre amable a Dios. Más deseo sentir la contrición, que saber definirla. Si supieses toda la Biblia a la letra y los dichos de todos los filósofos, ¿qué te aprovecharía todo sin caridad y gracia de Dios?
“Vanidad de vanidades, y todo vanidad”, sino amar y servir solamente a Dios. Suma sabiduría es, por el desprecio del mundo, ir a los Reinos Celestiales.
Meditación enfocada en nuestra realidad colombiana
- Cristo es la luz del mundo, bajo su luz no andamos en tinieblas, El guía nuestro camino a una verdadera santidad. Pero tenemos que buscar imitar a Cristo, y eso lo logramos meditando en su vida y leyendo sus enseñanzas contenidas en las Sagradas Escrituras. El evangelio es para practicarlo y para eso hay que conocerlo, pero no darle un énfasis de eruditos, lo cual no sirve para la vida eterna, sino, como éste libro nos indica hoy, buscando tener el espíritu de Cristo.
- En nuestro país estamos llenos de lecturas que en lugar de llevar a Cristo solo halagan a la soberbia humana; descartando aquellos escritos que atacan la fe, la malinterpretan o buscan destruirla. Eso es algo con lo que debemos estar alerta y no darles entrada; constituye una falta contra el primer Mandamiento el exponerse a perderla o corromperla por un deseo de saber. En la advocación de María Santificadora, aprobada localmente en nuestro país, la Virgen María alerta contra las malas lecturas, que han dañado la fe de muchos.
- Solo en las enseñanzas de Cristo estamos seguros pues el mundo es engañoso. El fraile dominico Fray Luis de Granada nos indica que muchos dejan de seguir el camino de la virtud por amor al mundo, pues éste les da una falsa apariencia de bien, pero en realidad son tinieblas pues este amor tiene estos 6 males: brevedad, miserias, peligros, ceguedades, pecados y engaños; con los cuales anda acompañada siempre esta supuesta felicidad (Guía de Pecadores, tomo II, capítulo 29). Por tanto no hay nada más certero y claro que conocer, amar y seguir verdaderamente a Cristo, pues el desprecio del mundo es sabiduría y el amor a él, a lo largo de todos los siglos, no deja de ser pura vanidad.
ORACIONES
A REZAR LUEGO DE LAS MEDITACIONES LOS DÍAS 27 AL 33
Señor, Ten piedad de nosotros.
Señor, Ten piedad de nosotros.
Cristo, Ten piedad de nosotros.
Cristo, Ten piedad de nosotros
Señor, Ten piedad de nosotros.
Señor, Ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,
Ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo Redentor del mundo,
Ten piedad de nosotros.
Dios, Espíritu Santo,
Ten piedad de nosotros.
Trinidad Santa, un solo Dios,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu, que procedes del Padre y del Hijo,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu del Señor, que al comienzo de la creación aleteabas las aguas y las fecundaste,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu por cuya inspiración hablaron los santos hombres de Dios,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu que das testimonio de Cristo,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de verdad que nos instruyes sobre todas las cosas,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu que fecundas a María,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu del Señor que llenas todo el orbe,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de Dios que habitas en nosotros,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de sabiduría y entendimiento,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de consejo y fortaleza,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de ciencia y piedad,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de temor del Señor,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de gracia y misericordia,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de fuerza, dilección y sobriedad,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de fe, esperanza, amor y paz,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de humildad y castidad,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de benignidad y mansedumbre,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de gracia multiforme,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu que escrutas hasta los secretos de Dios,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos inenarrables,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu en el cual renacemos,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu por el cual se difunde la caridad en nuestros corazones,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de adopción de los hijos de Dios,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu que apareciste sobre los discípulos en forma de lenguas de fuego,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu del que los apóstoles quedaron henchidos,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como quieres,
Ten piedad de nosotros.
Senos propicio,
Perdónanos, Señor.
Senos propicio,
Escúchanos, Señor.
De todo mal,
Líbranos Señor.
De todo pecado,
Líbranos Señor.
De las tentaciones e insidias del diablo,
Líbranos Señor.
De toda presunción y desesperación,
Líbranos Señor.
De la resistencia a la verdad conocida,
Líbranos Señor.
De la obstinación y de la impenitencia,
Líbranos Señor.
De la impureza de la mente y del cuerpo,
Líbranos Señor.
Del espíritu de fornicación,
Líbranos Señor.
De todo espíritu malo,
Líbranos Señor.
Por tu eterna procesión del Padre y del Hijo,
Líbranos Señor.
Por la concepción de Jesús, hecha por tu operación,
Líbranos Señor.
Por tu descenso sobre Cristo en el Jordán,
Líbranos Señor.
Por tu advenimiento sobre los discípulos,
Líbranos Señor.
Nosotros, pecadores, te rogamos, óyenos.
Para que, así como vivimos por el Espíritu obremos también por el Espíritu,
Te rogamos, óyenos.
Para que, recordando que somos templo del Espíritu Santo, no lo profanemos,
Te rogamos, óyenos.
Para que, viviendo según el espíritu, no accedamos a los deseos de la carne,
Te rogamos, óyenos.
Para que por el espíritu mortifiquemos las obras de la carne,
Te rogamos, óyenos.
Para que no te contristemos a ti, Espíritu Santo de Dios,
Te rogamos, óyenos.
Para que seamos solícitos en guardar la unidad de espíritu en el vínculo de la paz,
Te rogamos, óyenos.
Para que no creamos a todo espíritu,
Te rogamos, óyenos.
Para que sepamos discernir los espíritus, si son o no de Dios,
Te rogamos, óyenos.
Para que renueves en nosotros el espíritu de rectitud,
Te rogamos, óyenos.
Para que nos confirmes por tu espíritu soberano,
Te rogamos, óyenos.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
Perdónanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
Escúchanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
Ten misericordia de nosotros.
Oremos:
Te pedimos, Señor, que nos asista la fuerza del Espíritu Santo para que purifique convenientemente nuestros corazones y nos preserve de todo mal.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
Salve, Estrella del mar, Madre, que diste a luz a Dios, quedando perpetuamente Virgen, feliz puerta del Cielo.
Pues recibiste aquel Ave de labios de Gabriel, ciméntanos en la paz, trocando el nombre a Eva. Suelta las prisiones a los reos, alumbra a los ciegos, ahuyenta nuestros males, recábanos todos los bienes.
Muestra que eres Madre, reciba por tu mediación nuestras plegarias el que, nacido por nosotros, se dignó ser tuyo. Virgen singular, sobre todos suave, haz que libres de las culpas, seamos suaves y castos.
Danos una vida pura, prepara una senda segura, para que, viendo a Jesús, eternamente nos gocemos.
Gloria sea a Dios Padre, a Cristo altísimo y al Espíritu Santo: a los tres un solo honor. Amén.
Señor, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros. Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros.
Jesús, óyenos, Jesús, óyenos.
Jesús, escúchanos. Jesús, escúchanos.
Dios, Padre celestial, Ten piedad de nosotros
Dios, Hijo, Redentor del mundo, Ten piedad de nosotros
Dios, Espíritu Santo, Ten piedad de nosotros
Dios santo, trino y uno, Ten piedad de nosotros
Jesús, Hijo de Dios vivo, Ten piedad de nosotros
Jesús, resplandor del Padre, Ten piedad de nosotros
Jesús, candor de la luz eterna, Ten piedad de nosotros
Jesús, rey de la gloria, Ten piedad de nosotros
Jesús, sol de justicia, Ten piedad de nosotros
Jesús, Hijo de la Virgen María, Ten piedad de nosotros
Jesús, amable, Ten piedad de nosotros
Jesús, admirable, Ten piedad de nosotros
Jesús, Dios fuerte, Ten piedad de nosotros
Jesús, Padre del siglo futuro, Ten piedad de nosotros
Jesús, ángel del gran consejo, Ten piedad de nosotros
Jesús, poderosísimo, Ten piedad de nosotros
Jesús, obedientísimo, Ten piedad de nosotros
Jesús, manso y humilde de corazón, Ten piedad de nosotros
Jesús, amador de la castidad, Ten piedad de nosotros
Jesús, amador nuestro, Ten piedad de nosotros
Jesús, Dios de paz, Ten piedad de nosotros
Jesús, autor de la vida, Ten piedad de nosotros
Jesús, modelo de virtudes, Ten piedad de nosotros
Jesús, celador de las almas, Ten piedad de nosotros
Jesús, Dios nuestro, Ten piedad de nosotros
Jesús, refugio nuestro, Ten piedad de nosotros
Jesús, padre de los pobres, Ten piedad de nosotros
Jesús, tesoro de los fieles, Ten piedad de nosotros
Jesús, buen pastor, Ten piedad de nosotros
Jesús, luz verdadera, Ten piedad de nosotros
Jesús, sabiduría eterna, Ten piedad de nosotros
Jesús, bondad infinita, Ten piedad de nosotros
Jesús, camino y vida nuestra, Ten piedad de nosotros
Jesús, gozo de los ángeles, Ten piedad de nosotros
Jesús, rey de los patriarcas, Ten piedad de nosotros
Jesús, maestro de los apóstoles, Ten piedad de nosotros
Jesús, doctor de los evangelistas, Ten piedad de nosotros
Jesús, fortaleza de los mártires, Ten piedad de nosotros
Jesús, luz de los confesores, Ten piedad de nosotros
Jesús, pureza de las vírgenes, Ten piedad de nosotros
Jesús, corona de todos los santos, Ten piedad de nosotros
Sednos propicio, Perdónanos, Jesús.
Senos propicio, Escúchanos, Jesús.
De todo mal, Líbranos, Jesús
De todo pecado, Líbranos, Jesús
De tu ira, Líbranos, Jesús
De los lazos del demonio, Líbranos, Jesús
Del espíritu de fornicación, Líbranos, Jesús
De la muerte eterna, Líbranos, Jesús
Del desprecio de tus inspiraciones, Líbranos, Jesús
Por el misterio de tu santa encarnación, Líbranos, Jesús
Por tu nacimiento, Líbranos, Jesús
Por tu infancia, Líbranos, Jesús
Por tu vida divina, Líbranos, Jesús
Por tus trabajos, Líbranos, Jesús
Por tu pasión y gloria, Líbranos, Jesús
Por tu cruz y desamparo, Líbranos, Jesús
Por tus angustias, Líbranos, Jesús
Por tu muerte y sepultura, Líbranos, Jesús
Por tu resurrección, Líbranos, Jesús
Por tu ascensión, Líbranos, Jesús
Por tus gozos, Líbranos, Jesús
Por tu gloria, Líbranos, Jesús
Cordero de Dios, que borras los pecados del mundo, Jesús, perdónanos.
Cordero de Dios, que borras los pecados del mundo, Jesús, escúchanos.
Cordero de Dios, que borras los pecados del mundo,
Jesús, ten piedad de nosotros.
Jesús, óyenos, Jesús, óyenos
Jesús, escúchanos, Jesús, escúchanos.
V. Bendito sea el nombre del Señor.
R. Ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
ORACIÓN
Señor Jesucristo, que dijiste: Pidan y recibirán, busquen y hallarán, llamen y se les abrirá; te suplicamos derrames sobre nosotros la ternura de tu divino amor, a fin de que amándote de todo corazón, con palabra y con obras, nunca cesemos de alabarte. Haz, Señor, que te amamos y amemos también perpetuamente tu santo nombre, porque jamás abandona tu providencia a los que proteges con la fortaleza de tu amor. Tu que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Dejadme, Amabilísimo Jesús mío, que dirija a Vos, para atestiguaros mi reconocimiento por la merced que me habéis hecho con la devoción de la esclavitud, dándome a vuestra Santísima Madre para que sea Ella mi abogada delante de vuestra Majestad, y en mi grandísima miseria mi universal suplemento.
¡Ay, Señor! Tan miserable soy, que sin esta buena Madre, infaliblemente me hubiera perdido. Sí, que a mí me hace falta María, delante de Vos y en todas partes; me hace falta ara calmar vuestra justa cólera, pues tanto os he ofendido y todos los días os ofendo; me hace falta para detener los eternos y merecidos castigos con que vuestra justicia me amenaza, para pediros, para acercarme a Vos y para daros gusto; me hace falta para salvar mi alma y la de otros; me hace falta, en una palabra, para hacer siempre vuestra voluntad, buscar en todo vuestra mayor gloria.
¡Ah, si pudiera yo publicar por todo el universo esta misericordia que habéis tenido conmigo! ¡Si pudiera hacer que conociera todo el mundo que si no fuera por María estaría yo condenado! ¡Si yo pudiera dignamente daros las gracias por tan grande beneficio! María está en mí. Haec facta est mihi (esto se ha hecho por mi). ¡Oh, qué tesoro! ¡Oh, qué consuelo! Y, de ahora en adelante, ¿no seré todo para Ella? ¡Oh, qué ingratitud! Antes la muerte. Salvador mío queridísimo, que permitáis tal desgracia, que mejor quiero morir que vivir sin ser todo de María. Mil y mil veces, como San Juan Evangelista al pie de la cruz, la he tomado en vez de todas mis cosas.
¡Cuántas veces me he entregado a Ella! Pero si todavía no he hecho esta entrega a vuestro gusto, la hago ahora, mi Jesús querido, como vos queréis la haga. Y si en mi alma o en mi cuerpo veis alguna cosa que no pertenezca a esta Princesa augusta, arrancadla, os ruego arrojadla lejos de mí; que no siendo de María, indigna es de Vos.
¡Oh, Espíritu Santo! Concededme todas las gracias, plantad, regad y cultivad en mi alma el árbol de la vida verdadero, que es la amabilísima María, para que crezca y florezca y dé con abundancia el fruto de vida. ¡Oh, Espíritu Santo! Dadme mucha devoción y mucha afición a María; que me apoye mucho en su seno maternal, y recurra de continuo a su misericordia, para que en ella forméis dentro de mí a Jesucristo, al natural, crecido y vigoroso hasta la plenitud de su edad perfecta. Amén.
Ven, ¡Oh, Jesús!, que vives en María; ven a vivir y reinar en nosotros, que tu vida se exprese en nuestra vida para vivir tan sólo para Ti. Forja en nuestra alma, ¡Oh, Cristo!, tus virtudes, tu Espíritu divino y santidad, tus máximas perfectas y tus normas y el ardor de tu eterna caridad. Danos parte, Señor, en tus misterios para que te podamos imitar; tú que eres Luz de Luz, danos tus luces, y en pos de Ti podremos caminar. Reina, Cristo, en nosotros por tu Madre, sobre el demonio y la naturaleza, en virtud de tu nombre soberano, para la gloria del Padre celestial. Amén.
PRÁCTICA:
Leer un capitulo de cualquiera de los 4 evangelios y seleccionar las enseñanzas de Jesús que más requiera aplicar a mi vida. Ponerlas en práctica con humildad.
Agrega el REZO DEL SANTO ROSARIO a tus oraciones a la hora que puedas.
Jaculatoria: Pues eres de los pecadores, el consuelo y la alegría ¡Oh Madre clemente y pía, escucha nuestros clamores!