
Escuchar día 21
Historia de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá
Fragmento
El 6 de marzo de 1634, el Cabildo Metropolitano accedió a la solicitud hecha por los dominicos y ordena que se entregue la imagen de la Virgen con todos sus bienes y la doctrina a los frailes dominicos. Entre 1651 y 1654 el padre Fray Juan de Pereira logró recopilar una Memoria de 233 sucesos obrados por Nuestro Señor por intercesión de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá.
Nuestra Señora se pone en nuestras manos, confiándonos su cuidado y su honra en los corazones de quienes le buscan. ¿Soy un verdadero siervo de la Virgen María? ¿Le sirvo verdaderamente como a mi Reina? ¿Busco darla a conocer y honrarla, y agradar a su Divino Hijo? Ella ha obrado innumerables milagros a favor de sus hijos, ¡cuántos han sido recopilados pero cuántos también permanecerán en el silencio o en el anonimato! Proclamemos y difundamos las obras del Señor y las que nos han sido dadas por la intercesión de Nuestra Madre Santísima, no las dejemos solo para nosotros, ellas pueden edificar otras almas y aumentar en las personas la fe.

Petición: Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, ayúdanos a ser verdaderos servidores y servidoras tuyos y a vivir en obediencia a los caminos de Dios, abre nuestros ojos para que reconozcamos todo lo que el Señor nos da y lo que, a través de tu intercesión o por Su gran amor, ha hecho bondadosamente en nuestras vidas.
Jaculatoria: Pues eres de los pecadores, el consuelo y la alegría ¡Oh Madre clemente y pía, escucha nuestros clamores!
La Verdadera Devoción a la Virgen María
El Secreto de María, núms. 23 al 29
Para subir y unirse a Él, preciso es valerse del mismo medio del que Él se valió para descender a nosotros, para hacerse hombre y para comunicarnos sus gracias; y ese medio es una verdadera devoción a la Santísima Virgen. Hay muchas devociones a la Virgen Santísima y verdaderas: que no hablo aquí de las falsas.
Consiste la primera en cumplir con los deberes del cristiano, evitando el pecado mortal, obrando más por amor que por temor, rogando de tiempo en tiempo a la Santísima Virgen y honrándola como Madre de Dios, sin ninguna otra especial devoción para con ella.
La segunda tiene para la Virgen más altos sentimientos de estima, amor, veneración y confianza; induce a entrar en las cofradías del Santo Rosario y del escapulario, a rezar la corona o el santo rosario, a honrar las imágenes y altares de María, a publicar sus alabanzas, a alistarse en sus congregaciones. Y esta devoción (con tal que nos abstengamos de pecar) buena es, santa y laudable; pero no tan a propósito como la que sigue para apartar a las almas de las criaturas y desprenderlas de sí mismas a fin de unirlas a Jesucristo.
La tercera devoción a la Santísima Virgen, de muy pocas personas conocida y practicada; es, almas predestinadas, la que les voy a descubrir: Consiste en darse todo entero, como esclavo, a María y a Jesús por Ella; y en hacer todas las cosas con María, en María, por María y para María.
Hay que escoger un día señalado para entregarse, consagrarse y sacrificarse; y esto ha de ser voluntariamente y por amor, sin encogimiento, por entero y sin reserva alguna; cuerpo y alma, bienes exteriores y fortuna, como casa, familia, rentas; bienes interiores del alma, a saber: sus méritos, gracias, virtudes y satisfacciones.
Meditación enfocada en nuestra realidad colombiana
- Muchos parecemos devotos de la Virgen pero en realidad somos devotos falsos, pues o encubrimos con su devoción una realidad de pecado, o la buscamos solo cuando tenemos un problema, o lo que es peor, -como es sabido respecto al sicariato o negocios ilícitos y otras faltas morales-, recurrimos a Ella para que nos ayude a lograr algo que ofende a Su Hijo. Esto genera escándalo, nos engaña porque nos hace incoherentes, y deforma , en otros, la devoción.
- Debemos saber que una vida de pecado no agrada a la Virgen María sino que le hiere. No puedo usar la devoción a Ella para obtener un mal que hará daño a otro, o para aparentar una rectitud que no tengo. Y aunque Ella es Refugio de Pecadores, y a todos nos espera, escucha y acoge, no es para quedarse en eso, sino que pide de nosotros arrepentimiento y conversión.
- La falta de rectitud de intención entre nuestros intereses y nuestras acciones es un cáncer actual en nuestro medio; por un lado van nuestras intenciones y por otro nuestras palabras y obras aparentes; obramos solo en función de nosotros mismos; justificamos nuestras acciones porque no queremos reconocernos como poco correctos. Debemos usar de transparencia y la coherencia en todo, y así iremos limpiando nuestras vidas, tal como los verdaderos devotos de la Virgen María, que a Ella agradan, aún en sus diferentes niveles de devoción.
ORACIONES
A REZAR LUEGO DE LAS MEDITACIONES LOS DÍAS 20 AL 26
Señor, Ten piedad de nosotros.
Señor, Ten piedad de nosotros.
Cristo, Ten piedad de nosotros.
Cristo, Ten piedad de nosotros
Señor, Ten piedad de nosotros.
Señor, Ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,
Ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo Redentor del mundo,
Ten piedad de nosotros.
Dios, Espíritu Santo,
Ten piedad de nosotros.
Trinidad Santa, un solo Dios,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu, que procedes del Padre y del Hijo,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu del Señor, que al comienzo de la creación aleteabas las aguas y las fecundaste,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu por cuya inspiración hablaron los santos hombres de Dios,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu que das testimonio de Cristo,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de verdad que nos instruyes sobre todas las cosas,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu que fecundas a María,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu del Señor que llenas todo el orbe,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de Dios que habitas en nosotros,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de sabiduría y entendimiento,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de consejo y fortaleza,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de ciencia y piedad,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de temor del Señor,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de gracia y misericordia,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de fuerza, dilección y sobriedad,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de fe, esperanza, amor y paz,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de humildad y castidad,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de benignidad y mansedumbre,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de gracia multiforme,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu que escrutas hasta los secretos de Dios,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos inenarrables,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu en el cual renacemos,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu por el cual se difunde la caridad en nuestros corazones,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu de adopción de los hijos de Dios,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu que apareciste sobre los discípulos en forma de lenguas de fuego,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu del que los apóstoles quedaron henchidos,
Ten piedad de nosotros.
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como quieres,
Ten piedad de nosotros.
Senos propicio,
Perdónanos, Señor.
Senos propicio,
Escúchanos, Señor.
De todo mal,
Líbranos Señor.
De todo pecado,
Líbranos Señor.
De las tentaciones e insidias del diablo,
Líbranos Señor.
De toda presunción y desesperación,
Líbranos Señor.
De la resistencia a la verdad conocida,
Líbranos Señor.
De la obstinación y de la impenitencia,
Líbranos Señor.
De la impureza de la mente y del cuerpo,
Líbranos Señor.
Del espíritu de fornicación,
Líbranos Señor.
De todo espíritu malo,
Líbranos Señor.
Por tu eterna procesión del Padre y del Hijo,
Líbranos Señor.
Por la concepción de Jesús, hecha por tu operación,
Líbranos Señor.
Por tu descenso sobre Cristo en el Jordán,
Líbranos Señor.
Por tu advenimiento sobre los discípulos,
Líbranos Señor.
Nosotros, pecadores, te rogamos, óyenos.
Para que, así como vivimos por el Espíritu obremos también por el Espíritu,
Te rogamos, óyenos.
Para que, recordando que somos templo del Espíritu Santo, no lo profanemos,
Te rogamos, óyenos.
Para que, viviendo según el espíritu, no accedamos a los deseos de la carne,
Te rogamos, óyenos.
Para que por el espíritu mortifiquemos las obras de la carne,
Te rogamos, óyenos.
Para que no te contristemos a ti, Espíritu Santo de Dios,
Te rogamos, óyenos.
Para que seamos solícitos en guardar la unidad de espíritu en el vínculo de la paz,
Te rogamos, óyenos.
Para que no creamos a todo espíritu,
Te rogamos, óyenos.
Para que sepamos discernir los espíritus, si son o no de Dios,
Te rogamos, óyenos.
Para que renueves en nosotros el espíritu de rectitud,
Te rogamos, óyenos.
Para que nos confirmes por tu espíritu soberano,
Te rogamos, óyenos.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
Perdónanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
Escúchanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
Ten misericordia de nosotros.
Oremos:
Te pedimos, Señor, que nos asista la fuerza del Espíritu Santo para que purifique convenientemente nuestros corazones y nos preserve de todo mal.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
Señor, ten piedad
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad
Señor, ten piedad
Cristo, óyenos
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos
Cristo, escúchanos
Dios, Padre celestial,
Ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Ten piedad de nosotros.
Dios, Espíritu Santo,
Ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, un solo Dios,
Ten piedad de nosotros.
Santa María, Ruega por nosotros (emplear esta respuesta de ahora en adelante).
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre de misericordia,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina elevada a los Cielos,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
Perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
Escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
Ten misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
ORACIÓN
Te rogamos nos concedas, Señor Dios nuestro, gozar de continua salud de alma y cuerpo, y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, vernos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutar de las alegrías eternas.
Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Salve, Estrella del mar, Madre, que diste a luz a Dios, quedando perpetuamente Virgen, feliz puerta del Cielo.
Pues recibiste aquel Ave de labios de Gabriel, ciméntanos en la paz, trocando el nombre a Eva. Suelta las prisiones a los reos, alumbra a los ciegos, ahuyenta nuestros males, recábanos todos los bienes.
Muestra que eres Madre, reciba por tu mediación nuestras plegarias el que, nacido por nosotros, se dignó ser tuyo. Virgen singular, sobre todos suave, haz que libres de las culpas, seamos suaves y castos.
Danos una vida pura, prepara una senda segura, para que, viendo a Jesús, eternamente nos gocemos.
Gloria sea a Dios Padre, a Cristo altísimo y al Espíritu Santo: a los tres un solo honor. Amén.
¡Salve María, amadísima Hija del Eterno Padre; salve María, Madre admirable del Hijo; salve María, fidelísima Esposa del Espíritu Santo; salve María, mi amada Madre, mi amable Maestra, mi poderosa Soberana; salve gozo mío, gloria mía, mi corazón y mi alma!
Eres toda mía por misericordia, y yo soy todo tuyo por justicia, pero todavía no lo soy bastante. De nuevo me entrego a Ti todo entero en calidad de eterno esclavo, sin reservar nada, ni para mí, ni para otros.
Si algo ves en mí que todavía no sea tuyo, tómalo enseguida, te lo suplico, y hazte dueña absoluta de todos mis haberes para destruir y desarraigar y aniquilar en mí todo lo que desagrada a Dios y plantar y levantar y producir todo lo que te guste.
La luz de tu fe disipe las tinieblas de mi espíritu; tu humildad profunda ocupe el lugar de mi orgullo; tu contemplación sublime detenga las distracciones de mi fantasía vagabunda; tu continua vista de Dios llene de su presencia mi memoria, el incendio de caridad de tu corazón abrase la tibieza y frialdad del mío; cedan el sitio a tus virtudes mis pecados; tus méritos sean delante de Dios mi adorno y suplemento. En fin, queridísima y amadísima Madre, haz, si es posible, que no tenga yo más espíritu que el tuyo para conocer a Jesucristo y entender sus divinas voluntades; que no tenga más alma que la tuya para alabar y glorificar al Señor; que no tenga más corazón que el tuyo para amar a Dios con amor puro y con amor ardiente como Tú.
No pido visiones, ni revelaciones, ni gustos, ni contentos, ni aun espirituales. Para Ti el ver claro, sin tinieblas; para Ti el gustar por entero sin amargura; para Ti el triunfar gloriosa a la diestra de tu Hijo, sin humillación; para Ti el mandar a los ángeles, hombres y demonios, con poder absoluto, sin resistencia, y el disponer, en fin, sin reserva alguna de todos los bienes de Dios.
Ésta es, divina María, la mejor parte que se te ha concedido, y que jamás se te quitará, que es para mí grandísimo gozo. Para mí y mientras viva, no quiero otro sino el experimentar el que Tú tuviste: creer a secas, sin nada ver y gustar; sufrir con alegría, sin consuelo de las criaturas; morir a mí mismo, continuamente y sin descanso; trabajar mucho hasta la muerte por Ti, sin interés, como el más vil de los esclavos.
La sola gracia, que por pura misericordia te pido, es que en todos los días y en todos los momentos de mi vida diga tres amén: amén – así sea -, a todo lo que hiciste en la tierra cuando vivías; amén, a todo lo que haces en el presente en el cielo; amén, a todo lo que obras en mi alma, para que en ella no haya nada más que Tú, para glorificar plenamente a Jesús en mí, ahora y en la eternidad. Amén.
PRÁCTICA:
Hacer una obra de misericordia espiritual, como ofrenda de amor al prójimo, pidiendo la ayuda de Nuestra Madre Santísima haciéndolo CON ella, POR ella y PARA ella. Ver si hay una realidad de pecado que oculto o justifico en mi vida.
Agrega el REZO DEL SANTO ROSARIO a tus oraciones a la hora que puedas.
Jaculatoria: Pues eres de los pecadores, el consuelo y la alegría ¡Oh Madre clemente y pía, escucha nuestros clamores!