
Escuchar día 2
Historia de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá
Fragmento
En el año 1560, Antonio de Santana (caballero venido de España), obtuvo la encomienda de Suta en el valle de Sequencipá (Boyacá). Antonio de Santana, solicitó al fraile dominico Andrés Jadraque una imagen de la Virgen María, para colocarla en la capilla de Suta.
La presencia de la madre, es necesaria para todo hombre y más aún la de nuestra madre espiritual. Desde pequeños es la madre quien nos nutre de todo lo necesario para vivir y crecer, física y espiritualmente, es por ello que en este pueblo que nacía, los hombres de manera natural ya solicitaban el cobijo de nuestra Santa Madre, sería ella quien de la mano de los Dominicos y con sus prodigios nos enseñaría a orar desde lo mas profundo de nuestro corazón, y acompañaría la historia de nuestra nación.

Petición: Santísima Virgen del Rosario de Chiquinquirá, ven a nosotros tus hijos, ayúdanos con tu ejemplo, a ser humildes, para reconocer que necesitamos recurrir más a ti y atender tus peticiones de Madre, y que esta virtud, que en ti abunda, llene nuestros corazones, para que así podamos dar testimonio con nuestras buenas obras, sin vanagloriarnos de ellas.
Jaculatoria: Pues eres de los pecadores, el consuelo y la alegría ¡Oh Madre clemente y pía, escucha nuestros clamores
Sean Perfectos
“Ustedes pues, sean perfectos como es perfecto vuestro Padre Celestial”. Mateo 5, 48
Mateo 6, 1-15 “Cuidado de no practicar tu justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendrán recompensa de su Padre Celestial.
Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; en verdad les digo que ya reciben su paga.
Tú en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará.
Y cuando oren, no sean como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga.
Tú en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Y al orar, no hablen mucho, como los gentiles, que se figuran por su palabrería van a ser escuchados. No sean como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitan antes de pedírselo.
Ustedes pues oren así: Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en tentación, más líbranos del mal. Que, si ustedes perdonan a los hombres sus ofensas, les perdonará también a ustedes el Padre Celestial; pero si no perdonan a los hombres, tampoco su Padre Celestial perdonará sus ofensas.” Palabra del Señor.
Meditación enfocada en nuestra realidad colombiana
- El espíritu de vanagloria nos quita el mérito de nuestras buenas obras. Tantas veces actuamos para ser admirados o aplaudidos por los demás. Buscamos la apariencia, el reconocimiento, en detrimento de los valores morales. Obramos a expensas quizás de la Verdad, de nuestra tranquilidad, de nuestro tiempo. Este deseo de reconocimiento muchas veces nos lleva a buscar o aparentar riquezas que no tenemos, a excedernos en la vanidad, a falsear la alegría que nos falta, a ser víctimas de un consumismo exagerado, a vivir publicando o refiriendo nuestras buenas obras y a mostrarnos muy buenos, muy orantes solo por guardar apariencias o conveniencias lo cual es contrario a la enseñanza de Cristo. Buscamos la ´paga´ en la tierra, y no en la eternidad.
- En la oración nuestro corazón y convicción debe acompañar a nuestras palabras, en especial en las peticiones del Padre Nuestro. La Oración no debe ser enfocada solo a pedir lo material sino primordialmente que se establezca el Reino de Dios en nosotros y se santifique el Nombre de Dios tantas veces blasfemado y despreciado por nuestras acciones al buscar hacer siempre nuestra voluntad en lugar de buscar conocer y hacer la Santa Voluntad del Padre Celestial.
ORACIONES
A REZAR LUEGO DE LAS MEDITACIONES LOS DÍAS 1º AL 12º
PRÁCTICA:
Orar el Padre Nuestro, meditando en tu interior en cada palabra de esta oración y pidiendo a Dios la gracia de perseverar en estos 33 días de preparación, siendo libre de caer en la tentación de abandonar este proceso de consagración.